La Campaña al Desierto
A pesar de la conquista y exterminio impuesto por la cultura europea a los aborígenes americanos, estos lograron replegarse al sur del territorio argentino, hacia la Patagonia y la Pampa, estando constituidos por las tribus pampas y mapuches, que reunían alrededor de 30.000 hombres, que habían abandonado sus prácticas nómades.
Los ataques de los aborígenes eran continuos en forma de malones, que
asediaban los fortines, que limitaban el paso de los aborígenes más
allá de esas líneas, sobre todo con fines de caza.
A fines de siglo XVIII, la línea divisoria entre el territorio de los
indígenas y el de los conquistadores estaba establecida por el río
Salado
Antes de abandonar el poder, como gobernador de Buenos Aires,
Juan Manuel de Rosas, en 1833, organizó una expedición para conquistar
los territorios aborígenes ubicadas al norte del río Negro, con
colaboración de varias provincias y del gobierno chileno,
pero este finalmente no accedió. Como comandante en jefe, fue designado
Facundo Quiroga, quien se hallaba enfermo y por eso no puso gran
entusiasmo en la empresa. Ésta quedó a cargo de Juan Manuel de Rosas,
cuando la columna central, al mando de Ruiz Huidobro,
y la occidental a cargo de Aldao, fracasaron por la falta de recursos.
Rosas, también contaba con pocos recursos, pero igual continuó
avanzando, hasta llegar el 10 de mayo al río Negro, y a fines de ese mes
a Choel-Choel, pero sin consolidar sus logros.
Con la caída de Rosas, el cacique Calfucurá, nombre que significa
Piedra Azul, que había nacido en Laima (Araucania chilena) y que desde
1835 ostentaba el cargo de jefe de un número de aborígenes, comenzó a
asolar las estancias en busca de
ganado. Su poder se mantuvo hasta 1872, en que sufrió una terrible
derrota y falleció un año más tarde, siendo sucedido por Namuncurá su
hijo mayor, en un momento en que era muy difícil sostenerse en la lucha
contra los invasores, y veremos que debió rendirse al coronel Conrado
Villegas.
Durante
el gobierno de Nicolás Avellaneda, su ministro de Guerra, Adolfo
Alsina, presentó en 1875, un proyecto donde se avanzaría sobre los
territorios ocupados, estableciendo poblados. Primero se ocuparía Puán,
para luego hacer lo propio con Carhué, Guaminí y Trenque Lauquen,
uniéndose todos estos puntos con un zanjón que impediría pasar a los
indios.
Esta propuesta que incluía negociaciones con los aborígenes, fue
rechazada por Roca, al mando de la frontera oeste, pues le parecía una
empresa costosa e inútil ya que él tenía la idea de exterminar a la
población autóctona, dirigiéndose hacia sus bases. Se impuso el plan de
Alsina y se firmó un tratado con los indígenas, que estos no cumplieron
cuando los caciques Juan José Catriel y Namuncurá atacaron con
carabinas y revólveres loas poblaciones de Tandil, Azul y Tres Arroyos.
Esto le dio ocasión a Alsina para atacar y establecer el límite
proyectado, lo que se concretó el 11 de abril de 1876.
Ese fue el origen de la zanja de Alsina, que se estableció como
límite para evitar que los malones arrasaran los campos y hurtaran el
ganado. El proyecto de la zanja estuvo a cargo de varios ingenieros
europeos y cumplía una función de protección contra el robo de ganado.
La labor de Alsina, luego de su deceso ocurrido en 1877, fue continuada por su sucesor, Julio Argentino Roca, pero de un modo mucho más agresivo. Choel-Choel fue entregada sin ofrecer resistencia. Con 6.000 hombres, a caballo
y dotados de buen armamento, desde julio de 1878, Roca hostigó a los
habitantes del sur capturando cuatro caciques, dando muerte a 1.250
indios, y tomando 3.000 prisioneros.
En el mes de octubre de 1878, se dictó una ley que establecía la
Línea de Frontera. Dicha norma autorizaba al Poder Ejecutivo a realizar
una inversión de 1.600.000 pesos
fuertes, para fijar la línea fronteriza en la margen izquierda de los
ríos Negro y Neuquén luego de someter a los indios “bárbaros” de la
Pampa. Ese monto de dinero se recaudaría del producto de las tierras
incorporadas como públicas al patrimonio nacional. Sobre esos
territorios se emitirían 4.000 títulos, que darían derecho de propiedad sobre 1 legua de terreno.
La segunda campaña de Roca se realizó en abril de 1879, llegando hasta el Río Negro.
En 1881, estando Roca en el mando presidencial, encargó la misión al
coronel Conrado Villegas, con el fin de incorporar la zona al sur del
río Negro. Villegas, en poco tiempo se apropió de la provincia de
Neuquén, donde se rindió el cacique Namuncurá, hijo y sucesor de
Calfucurá,